#Ayot1napa: un año después
¿Qué tenemos un año después de la desaparición (probablemente muerte) de los 43 estudiantes normalistas?
- Un movimiento cívico de indignación, que puede aparecer y desaparecer rápidamente. Su base son las organizaciones de derechos humanos y sus redes nacionales e internacionales, así como el movimiento estudiantil y urbano.
- Una investigación por parte de la Procuraduría Federal de la República (PGR) llena de vicios y silencios… recuerdo cómo mi amiga fue hace un par de años a ver al Procurador y lo que mandó decir para el expediente: “por citatorio”. Así se maneja la justicia e investigación en este país: con discrecionalidad y favores.
- Una investigación de expertos independientes internacionales que hace recomendaciones a la Procuraduría y es desacreditada por los medios pagados por la #PublicidadOficial (de nuestros impuestos).
- La sospecha (que casi hace un año me sorprendió, pero hoy ya hay demasiada evidencia para confirmarlo) que en la región (y probablemente en el país) hay un narco-Estado, donde la delicuencia organizada tiene capturada la presidencia y la policía municipales, la Gobernatura y policías estatales, el Ejército y los autobuses comerciales para distribuir el opio cultivado localmente a Chicago, Estados Unidos.
Los 43 estudiantes tomaron un autobús “equivocado” (el #QuintoAutobus que fue omitido por la investigación de la PGR) y se les desapareció como escarmiento, como otro gran número de desaparecidos (y ya no buscados) en la región, para infundir miedo.
Al vincularse con organizaciones y movimientos sociales, también su desaparición fue semilla para la indignación y la reivindicación que ya no queremos vivir así.
El asunto es cómo construimos la alternativa política y social para este país.